El protocolo SMTP fue creado inicialmente sin ningún proceso de autenticación; por lo tanto, siempre ha sido bastante fácil falsificar la identidad de un remitente de correo electrónico.
Es por esta razón que, en 1999, J. Myers de Netscape Communications desarrolló un esquema de autenticación SMTP.
En detalle, se añade una extensión mediante un protocolo particular (CRAM-MD5, Kerberos, etc.) o con un truco llamado POP-before-SMTP, con el fin de garantizar que el remitente indicado coincida con el dominio de envío.
Los correos electrónicos personales enviados a contactos que conocemos pueden ser transmitidos sin problema, incluso sin autenticación, pero cuando se trata de envíos masivos (por ejemplo, en marketing por correo electrónico), es recomendable utilizarla. Y esto por una razón sencilla: el servidor del destinatario podría considerar tu correo como spam y rechazarlo.
Entonces, ¿cómo configurar la autenticación SMTP?
El procedimiento es muy simple: basta con abrir tu cliente o software de correo electrónico, acceder al panel de configuración SMTP y hacer clic en la opción «Método de autenticación».
Al explorar el menú desplegable, puedes elegir el método que prefieras y establecer un nombre de usuario y una contraseña. Te recomendamos usar el puerto 587 en lugar del puerto clásico 25.
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